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Las Soluciones Aéreas de Alta Complejidad de Suma Air

El Sol sale tras la cordillera de los Andes, iluminando las grandes instalaciones de Suma Air, uno de los principales operadores aéreos con helicópteros en Chile. Nos adentraremos en el corazón de las operaciones de la compañía que despliega diariamente sus coloridos Airbus H125 (AS350B3) al servicio de las distintas actividades que realizan estas aeronaves, mejorando los plazos en obras civiles y en rubros de energía y construcción.

Desde el inicio de la pandemia los proyectos a nivel nacional, así como a nivel mundia, se vieron afectados en cuanto a la operación. En esta línea, la industria aeronáutica no estuvo ajena a esta situación. En particular, Suma Air tuvo que enfrentar este complejo escenario, reduciendo los costos operacionales y buscando nuevas alternativas de negocios.

Operaciones en España y pioneros en Heli-logging

El mayor impacto de la pandemia fue la restricción de fronteras y, por ende, la inviabilidad de realizar Heliski. Debido a esto, y con el fin de mitigar las pérdidas de esos ingresos, se enviaron aeronaves a España para apoyar la temporada de incendios. Adicionalmente, este año la compañía fue pionera en Chile en trabajos de Heli-logging para la principal empresa de energía en Chile.

Suma Air tiene una relación que se remonta a un par de años con el operador más importante de España. Fue por esto en que no dudaron en contar con sus aeronaves, considerando además la expertise de sus pilotos y mecánicos. Uno de los aspectos principales a destacar fue la oportunidad de realizar trabajos fuera del continente, y la experiencia ganada en Europa.  

Para la temporada de incendios 2021-2022 en Chile, la empresa ha sido y es un participante activo en el combate de incendios a través de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI) y forestales. Para este año se suma a lo anterior la adjudicación de una base de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) en la Región Metropolitana, que se contempla hasta el año 2023.

Proyecciones para el 2022

Las principales operaciones que mantienen hoy son en el sector de Telecomunicaciones, Energía, Combate de Incendios, estudios científicos y apoyo en el sector agrícola (control de helada y secado de frutas).

 De cara al 2022, Suma Air se ha ido consolidando en los últimos años en trabajos de obras civiles, así como en trabajos en el sector de Telecomunicaciones y Energía. Por esto mismo, el principal activo de la compañía es la seguridad, lo que ha sido reconocido tanto por sus clientes y las certificaciones que los respaldan: BARS Gold, ISO 9001, ISO 45000 e ISO 14001.

La línea de proyectos para este 2022 será la expansión en los sectores ya consolidados, así como la incorporación de aeronaves a través del joint venture que existe con el principal operador español, con el fin de ser una opción interesante para el sector minero.

Sobre la adquisición de nuevas aeronaves, el espíritu de Suma Air siempre ha sido tener la flota más moderna del mercado, por lo que la incorporación de aeronaves de mayor capacidad va en la línea de las nuevas necesidades de nuestros clientes.

En Acción

 En un día de mucha actividad en el Aeródromo Tobalaba, en la zona sur oriente de Santiago, la flota de H125 se encuentra en movimiento, y es que Chile es un país ideal para trabajos aéreos, sobre todo cuando la primavera asoma su calor. La geografía es increíblemente accidentada y a pesar de no tener un gran crecimiento en el rubro hasta recién comenzada la década del 2000, el uso para distintos tipos de obras de ingeniería, especialmente la gran minería, transformó el uso de aeronaves de ala rotatoria en algo estandarizado. Sin embargo, no sería hasta el impresionante crecimiento en el uso del cobre y su respectivo aumento de cotización bursátil lo que dispararía el uso de los helicópteros en Chile para mediados de la primera década del siglo.

Suma Air nace del sueño de su fundador y propietario Oussama Aboughazale, un empresario de origen palestino que apostó por el complejo pero apasionante negocio del trabajo aéreo, dando inicio a las actividades con la adquisición del primer AS350B3 en 2007. Hoy, cuentan con siete «ardillas», las dos últimas arribadas en 2018. Bautizadas con los nombres de Angela y Sumaya, este último en memoria de la madre del fundador.

Con un respaldo de contratos a largo plazo, se dio paso al aumento de las operaciones gracias a los requerimientos del sector minero y a los proyectos de energía que prosperaron a finales de la década pasada. Algunos operadores, con un buen cimiento financiero, decidieron invertir en flotas de más de dos helicópteros (el 90% de los operadores en Chile tiene dos o menos aparatos) para hacer frente a las horas que se veían requeridas entonces. Pero una repentina caída en la actividad, y el cese de los contratos de largo plazo para la mitad de la década en curso, como también la cancelación de proyectos emblemáticos, llevaron a las compañías a reducir los gastos en nuevos equipos y recortar las expectativas, por lo que la exploración de nuevos nichos ha sido fundamental para conseguir una estabilidad en las operaciones, incursionando en áreas agrícolas, forestales y de turismo con gran dinamismo.

A la luz de requerimientos urgentes, Suma Air trabaja a solo 25 km de la costa del Pacífico y en el corazón de la cordillera de Los Andes. Las misiones son similares pero en condiciones muy distintas.

Mientras se evapora la densa vaguada costera en la localidad de Limache, cerca del puerto de Valparaíso, las tripulaciones se preparan para desempeñarse hombro a hombro junto a la compañía de electricidad colombiana EDEMSA. La firma del sector energético trabaja en Chile desde hace unos meses a gran velocidad para conseguir reducir los tiempos acordados en la instalación de tendido eléctrico en una de las terminales, es decir, donde las torres se reunirán con una matriz que ya se encontraba en el lugar. La situación requiere de mucha experiencia por ambas partes para conseguir buenos resultados, situación que a momentos puede tornarse dramática.

En el mismo sector, un H125 de otro operador sufrió un accidente en la zona (sin motivos conocidos hasta el momento). Las condiciones de visibilidad por las mañanas son muy bajas. La nubosidad costera entra en los cañones toma tiempo en desaparecer. Se realizan instalaciones de torres de alta tensión a unos 1.500 y 2.000 metros de altura, en quebradas abruptas y con personal que se aloja en la zona con el objetivo común de agilizar la obra.

En esta tarea, Suma Air cuenta con un par de helicópteros, además de dos AS350B2 bajo subcontrato, debido a la alta demanda que mantiene a toda su flota ocupada. Lo notable del trabajo conjunto es el contraste de la capacidad superior de los nuevos H125 cuya diferencia de potencia alcanza hasta los 200 hp.

Optimización

Las misiones comúnmente consisten en realizar varios ciclos de despegue y aterrizaje sobre el mismo campamento, donde se le fija al cabezal de la eslinga la carga dispuesta a transportar. A su vez, los equipos en tierra intentan optimizar la capacidad de carga a levantar, por lo que a veces se mezclan distintos tipos de cargas, generalmente, cercanas a una tonelada de peso.

La zona de operaciones se realiza en una pequeña planicie entre grandes cumbres de la cordillera de La Costa, es por eso que los helicópteros deben comenzar a elevarse en trayectorias verticales a una razón de 1.000 pies por minuto (304 metros por minuto) para cruzar las columnas rocosas en dirección a dos zonas donde se levantan las torres.

“El equilibrio entre la cantidad de combustible, que es generalmente un 50%, sumado a la carga colgante y con condiciones de tiempo con altas temperaturas y poca humedad, son elementos que deben ecualizarse para realizar misiones con márgenes de seguridad aceptables”, dice Alexis Cuevas, mecánico y tripulante de uno de los helicópteros. “A veces, incluso, debemos remover asientos, cuando hay requerimos de algunas libras extra para la carga. Lo que demuestra que los cambios, por marginales que parezcan, son significativos para la seguridad operativa”, añade.

En estas misiones se consume alrededor de un 10% a 15% de Jet A-1 (140 litros aproximadamente) de la capacidad de la aeronave, que si bien no representa un gran porcentaje, se hace bajo un exigente régimen para el helicóptero. Los vuelos de carga y descarga requieren de funcionamiento de alto torque del motor, por lo que la temperatura es alta en gran parte de la misión. En consecuencia, el piloto al mando debe estar constantemente revisando los indicadores que hoy son entregados de manera más sencilla con la digitalización de los instrumentos. Esto conlleva a que las revisiones estándar de la planta motriz y sus derivados deban ser más acuciosas cuando el torque está al alza por periodos prolongados en zonas especialmente calientes.

Ganándole a La Geografía

“El problema principal en la zona son las altas temperaturas, vientos ascendentes en muchas direcciones y arremolinados, lo que ponen a prueba a las máquinas y a las tripulaciones”, comenta antes del despegue el piloto Christian Velásquez, o “Vaquero” como era su callsign. Hasta tres personas se encuentran detrás de cada helicóptero: el piloto, más un mecánico y la persona a cargo de la logística en tierra, carguío de combustible y asistencia en todos los aspectos técnicos necesarios para operar lejos de su base.

Lo fundamental es poder tener control en altura de las aeronaves que, en ocasiones, llevan al límite, manteniendo dos tripulaciones completas en regímenes de 630 a 1.330 y de 1.500 a 2.000, aproximadamente. A diario hay correos electrónicos sobre las misiones del próximo día. Se planifican en conjunto con todas las tripulaciones y con el personal de la obra. Así se orquestan con los mayores márgenes de seguridad las etapas de cada jornada donde la comunicación es fundamental.

A pesar de la prisa requerida por el cliente, el jefe de operaciones de Suma Air dispuso que se vuelen entre seis y siete horas por día (de las ocho permitidas) por razones vinculadas a la complejidad en las operaciones y el debido descanso luego de arduas jornadas. Es importante destacar que las aeronaves nuevas poseen una cabina completamente digital, lo que reduce el esfuerzo de los pilotos. En los constantes vuelos que realizan por más de cuarenta días de corrido, “el trabajo de los helicópteros es fundamental para trabajar en las obras, sobre todo cuando el acceso a los sitios donde instalamos las torres es prácticamente inasequible”, señala Nelson Patiño, máximo responsable de operaciones de EDEMSA en el lugar.

La forma en la que operan las alas rotatorias y cómo se despliega la logística es fundamental para realizar operaciones eficientes para los clientes, es así como lo describe el equipo detrás de los contratos. Suma Air puede llevar su propios sistemas de carguío de combustible y personal, por lo que los helicópteros contarán hasta en los sitios más remotos con una autonomía abastecida constantemente.

Desde La Nieve al Dakar

El mercado chileno, que se ha basado en la gran minería y obras civiles, está complementado por actividades de contratos puntuales que contribuyen a ocupar las horas de vuelo necesarias para rentabilizar la cursa de uso de las aeronaves. Entre finales de mayo y septiembre parte de la flota comienza a desplazarse en dirección de los centros invernales, que están a escasos kilómetros de la base de operaciones de Suma Air. 

Son cientos de snowboarders y esquiadores que buscan surcar las extensas pendientes nevadas de los Andes central. Así como también hay vuelos con firmas de geología que buscan prospectos y yacimientos, tanto en la alta montaña como en las laderas.

Suma Air ha participado también desde hace una década en la escuadrilla que acompaña al Rally Dakar en sus versiones que recorren Argentina, Chile y Perú, aunque la pasada edición del 2019 sería la final ya que el mayor encuentro de la categoría se trasladó a Arabia Saudita.

Otra área de actividades destacada en Chile es la agrícola. Aquí los helicópteros se desempeñan en el conocido proceso de secado de frutas como también en el transporte de equipamientos. Y a pesar de afrontar un reciente periodo de bajos contratos, debido a la falta de claridad en materia económica a nivel macroscópico, la firma con 13 años de operaciones ininterrumpidas sigue planteando proyectos que la lleven a conquistar más rubros y una mayor participación en el área industrial. Dentro de los planes de desarrollo de la compañía, se encuentra la adquisición de nuevos helicópteros bimotor para responder a las necesidades de trabajo aéreo que requieran de mayores capacidades para las que Suma Air estará preparada.

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